Tarde de Junio
El día pasó sin mucha novedad. El atardecer le trajo augurios de melancolía, un cielo azul oscuro en el que ardían matices de naranja y rosa. Pensó en la belleza de la naturaleza y en la necesidad de respirar lento y profundo ante la inmensidad de la vida, mientras el viento le despeinaba ideas, le alborotaba sentimientos y le desorganizaba los recuerdos. Ya sabía que dejarse deslumbrar por la naturaleza siempre le ha traído problemas, porque los paisajes hermosos le iluminan la oscuridad que teme, y le enseñan lo que esconde y está fuera de su alcance. Tuvo la sensación de que en días como hoy, lo mejor sería darle la espalda al horizonte y regresó a la seguridad de su habitación, bajó las cortinas y se metió entre las sábanas, desde donde podía controlar las corrientes de aire y la iluminación a su antojo y en función de su tristeza.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home