Desencadenada

Virtualmente Libre

miércoles, mayo 17, 2006

Bluemoon


Después de casi un año sin hacerlo, esta noche saldré por unos tragos. Ganas no tengo muchas, pero ya no soporto tener a Rafa en mi casa ni un día más. Así que accedí a salir con él y los panas. Estuve un buen rato bañándome y pensando en Sofía, siento que la traiciono si salgo sin ella a divertirme. Sé que todos tienen razón cuando me dicen que ya han sido muchos meses, que me toca rehacer mi vida, que necesito salir y conocer gente nueva, pero la verdad no me siento listo para empezar a salir con otras mujeres, porque sigo amando a Sofía cada segundo de esta miserable existencia. Debe ser que allí está el problema, que le entrego mi vida a quién ya no la tiene, y me siento todo el tiempo con este vacío dentro de mí. Según Rafa, esta mujer es la ideal para llenarme el vacío, claro que él nunca se ha atrevido a decir reemplazar a Sofía, porque sabe que yo le partiría la cara. Se llama Victoria, el nombre es bonito y la foto que me pasó Rafa por mail no está mal. A mí me parece que se ve muy joven para un viudo amargado, así que los planes son unos whiskies, una joda y temprano de vuelta a mi casa.

No me fue tan mal, salimos un rato, y lo predicho, regresé relativamente pronto a mi casa. Fue un alivio que Victoria no haya podido ir porque no me terminaba de sentir cómodo con la idea del cuadre de Rafa. Tampoco fue la novia de Vicente, así que parecíamos un grupo de adultos contemporáneos nostálgicos, sacando los cuentos del colegio y riéndonos de las estupideces que dan risa a los 15 años y patéticamente todavía a los 37. Alejandro se levantó a una mujer y se desapareció toda la noche. Menos mal porque estaba pesado ya con la brindadera por mi primera salida. Me sentí mal cuando llegué a mi casa y la foto de Sofía me agarró pensando qué le habría pasado a Victoria para no haber ido después de tanto interés que Rafa me dijo que tenía. No sé si algún día voy a poder desprenderme de esto que siento por ella. Ni siquiera estoy seguro de porqué no me dejo estar interesado en nadie más si ella misma me pedió tantas veces que rehiciera mi vida después que ella se fuera.

Es jueves y ya Rafa está planificando otra salida para esta noche. Creyó que porque accedí a salir el fin de semana pasado, ahora lo haría todos los fines. Me negué, yo mañana trabajo y no me puedo agarrar la mañana como el vago ése. Mi excusa lo animó a cuadrar algo para mañana viernes, incluso inventó algo de una parrilla en la playa en casa de no sé quién. Le dejé claro que a eso no iba y que en todo caso, me llamara mañana a ver si me decidía a salir otra vez. Cómo si hiciera falta decirle que me llame!

Hoy cuando llamó me puso en una situación muy desagradable, yo estaba enpijamado y bajo mis sábanas viendo el noticiero deportivo, casi dormido cuando me repicó el celular de Alejandro, era Rafa desde su casa y con Victoria al lado. Lo peor fue cuando dijo que no podría darles malas excusas porque me tenían en altavoz y los tres me oían. Quedamos en encontrarnos una hora más tarde en un bar. Admito que me sentí ridículo cuando pensé que en una hora no tendría tiempo de quedar presentable y llegar hasta el local. Qué habrá pensado Victoria? Qué era por ella que quería arreglarme?. Me dio vergüenza que me escucharan decir eso, pero ya lo había dicho. Así que traté de parecer espontáneo en mi aspecto.

Llegué al local un poco más tarde de la hora en la que habíamos acordado. Me quedé sorprendido cuando la vi, creo que lo disimulé bien, pero era mucho más bella que lo que se veía en aquella foto borrosa que había recibido. Me saludó con una sonrisa que no sabría describir si era pícara o angelical, pero me pareció perfecta. Sus ojos azules eran inmensos y su cabello negro enmarcaba un rostro de belleza indefinible. Me hizo un espacio a su lado, y pasamos la noche conversando banalidades que me resultaron agradables en su compañía. Para mi sorpresa, no estuve incómodo como había supuesto. En un momento pensé que tenía esa calidez de pocas personas que nos hace sentir que hemos sido amigos o amantes toda una vida. Rafa pasó la noche dándome patadas por debajo de la mesa, y yo ignorándolo. Parece que le debo un favor después de conocer a Victoria.

Me vine temprano al trabajo y no he podido concentrarme en nada. Anoche me acerqué a parecer un hombre normal mientras estuve en el bar, pero en lo que estaba llegando a mi casa, sentí un vacío terrible. Tenía mucho tiempo que no me sentía tan mal recordando a Sofía. Traté de no pensar mucho, tenía que levantarme temprano para estar aquí hoy, y me quedé dormido hablando con Sofía. Me disculpé, le confesé mi culpa y casi me pareció verla sonriéndome y abrazándome. Debo haber estado soñando ya.

En el almuerzo, Rafa no hizo más que hablarme de Victoria, creo que me inventó un poco de cuentos para que yo me ilusionara: que si en el carro ella no paró de hablarle de mi, que estaba encantada, que nunca había conocido un hombre como yo y eso sí me pareció lógico, no deben haber muchos hombres de mi edad viudos y todavía enamorados. Él repitió mil veces que ésta era la perfecta, la ideal y yo todo este tiempo preguntándome para qué sería Victoria tan perfecta, yo no estoy en condiciones de algo más que no sean unas salidas, unos tragos, algún plan como el de anoche. Según él, ya todo está listo.

Alejandro insistió hasta el cansancio, pero no quise salir. Esta noche hay un buen partido en la tele, y eso es lo que haré. No quiero que esta muchacha se haga ilusiones conmigo, por eso no me pareció buena idea salir hoy otra vez. Veré mi partido tranquilo en compañía de alguna cerveza.

Sólo dos necios como mis amigos se les ocurre aparecerse en el medio tiempo, cargados de alcohol y con la mujer que no me dejaba concentrarme en el futbol. Les tuve que abrir la puerta, porque con el escándalo iban a despertar a todos los vecinos. Me esperaron en la sala mientras me cambié para salir, porque no quise quedarme en casa con la presencia de Sofía en todas partes. Estuvimos en casa de unos conocidos, y después de un rato y sin entender muy bien cómo, estábamos en camino a aquélla casa de la playa de la que Rafa me había hablado. La parrilla era el domingo y nosotros estábamos en camino desde la madrugada. Los borrachos de Rafa y Alejandro se quedaron dormidos en unas hamacas y sólo así dejaron de hablar tonterías. El dueño de la casa jugaba dominó con otros amigos, y Victoria quiso ir a caminar por la playa. No podía negarme, porque deseaba muchísimo estar solo con ella, caminar la arena descalzos juntos y sentir una ansiedad que no he sentido en años. Temí en un momento, porque me dí cuenta que en muchas horas no había pensado en Sofía. Tomó mi mano y continuamos caminando, creo que en silencio casi siempre. Ví la luna frente a nosotros, y en silencio me disculpé nuevamente con Sofía, porque sentí que me estaba enamorando y no quería evitarlo más. No era un reemplazo, era el comienzo de una nueva vida y la aceptación de una muy dolorosa pérdida. A Sofía la había amado intensamente desde el momento que la ví por primera vez, y sentir la piel de Victoria en mis manos me hizo pensar que después de todo, no he cambiado mucho. Sonreí avergonzado, ella no me vio. Los dos mirábamos la luna ya casi oculta frente a nosotros, estaba amaneciendo ya.
 

Neko

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