Desencadenada

Virtualmente Libre

viernes, septiembre 08, 2006

A tu Lado


Yo te veía y recuperaba mis recuerdos en los dobleces de tu piel. Hubiera querido abrazarme a ti, llegar a tu vientre y sentir tu calidez en mi rostro, hundir mi tristeza en tu calmo olor y dejar que tus manos manchadas de angustias despeinaran mis cabellos.
Y yo te veía y entendí que donde los otros pierden, tu ganas. Y sentí que era extraño pretendernos adultas entendidas, sentir el respeto mutuo que nos ofrecemos, que yo te debo y tu me regalas en tu inmensa caridad; ver pasar las horas llenas de cientos de segundos inquietantes y optar por la serenidad, evadirnos en conversaciones fatuas después de habernos sumergido fugaces eternidades en reflexiones dolorosas, en futuros impensables y presentes inciertos, sentarnos muy juntas en un viejo escalón a acariciarnos la ansiedad, a buscar paz en las breves palabras de aliento de los sanadores, repasar una y diez veces cada frase que nos pudiera alumbrar la oscuridad del pasillo.
Y yo te veía revoloteando ágil de la puerta a la escalera y de mi lado a la habitación, de lo terrenal a lo sublime y pensaba lo generoso que es Dios con los grandes de espíritu, la fortaleza como un don que tu humildad traduce en gracia.
Y yo te veía tan delgada, con tu traje que ahora se agrandó para cobijar tus penas, y eres tan enorme que humillarías al Coloso de Rodas con tu presencia diminuta.
Y yo te veía y encontraba en tus sonrisas la fe que tu amor prodiga y no dejaba de admirar cada vuelo tuyo, tu constancia y tu misericordia. ¿Cómo se esconde lo evidente? Con la sonrisa tibia de unos ojos esperanzados, con la inmortalidad de los que esperan gozosos el encuentro supremo, como lo haces tu, para mi asombro y el de los que te descubren.
Y yo te veo Espíritu Santo y mariposa, humana y diosa, temple y llanto.
Te veo Madre.

lunes, septiembre 04, 2006

Consejos


...Y en una noche cualquiera, su vida se deslizó de entre sus dedos y cayeron hechos trizas sus recuerdos, sus anhelos, sus ilusiones. Júntalos niña, recógelos a ver si los puedes armar como un rompecabezas. No, no se puede. Los trocitos son muy pequeños y hay fracciones de pasado regadas por todas partes, bajo las sillas, bajo el sofá, entre los libros de las biblioteca y dentro de los vasos en la vitrina. y ahora qué? ahora esperar, esperar que venga el mago y use su varita para retroceder el tiempo y te salve de la explosión. ¿Estás segura de querer deshacer la explosión? alguien te driría que una explosión es el comienzo de la vida. Vívela y descubre a dónde te llevaría la vida a partir de ella. ¿No? No. Ése es el problema. No eres tan pragmática. A las soñadoras como tú no se les soluciona el problema con una barrita de pega pritt, con ellos se hace necesario la magia, el sombrerito y el conejo. Creerse todo el cuento aunque se sepan el truco, negar a muerte los descuidos del mago, cerrar los ojos y tener fe. Entonces haz eso, mi niña. Ya no preguntes más y cruza los dedos. Cierra los ojos y descansa la mirada. Espera el aplauso.
 

Neko

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