Desencadenada

Virtualmente Libre

viernes, marzo 31, 2006

Collage


Hay días en los que uno no sabe cómo hacer para sobrellevar la vida y no dejar que ésta nos engulla. Hoy fue uno de esos. Quizás la perspectiva pierda foco después de muchas noches de trasnochos y días de excesos, así que me propongo cambiar la rutina a ver si salgo favorecida. La enfermedad de mi abuela me tiene desagradada más que triste por ella (triste por yo perderla, sí). No quisiera estar en el dilema moral de escoger la muerte digna de una persona o la infame salvación, pero creo que me he formado una opinión al respecto a raíz de este problema. Creo que debe prevalecer la dignidad del enfermo ante nuestro egoísmo y apego a lo terrenal, personas incluídas. Fácil no sería, pero se trata de cumplir el último deseo de nuestro ser amado que está a punto de irse. Toda esta situación se me hace grotesca. Dormí toda la tarde, es probable que haya sido para no seguirle dando cabida a pensamientos saboteadores. Falté a mis clases de canto, porque no tengo voz para cantar nada, ni siquiera creo que tenga ánimos de silbar hoy. Oigo de secuestros a conocidos, quienes afortunadamente salieron sanos de tan traumática experiencia. Recibo noticias de más familiares enfermos, saco las fuerzas para ir a la clínica a la que no puedo entrar si no me vacuno contra el sarampión. El brote de sarampión debe ser tan fuerte que las vacunas son gratis para cuantos vayan. Me desestreso mientras dura Capote y veo a Fred Astaire bailando, pero no dura mucho ninguna de las dos terapias. Luego recuerdo a Barreto con su plan de pasarle los revólveres a las redes vecinales y no sé cómo voy a hacer para cumplir mi promesa de cambiar mi rutina. I guess I´ll always have Paris.

miércoles, marzo 29, 2006

Oniria


Puedo decir sin nostalgia que mi abuela ha sido el más grande de mis afectos. Es la persona más dulce y fascinante de mi entorno. A su lado me sentía viva, llena de deseos y de una fuerza que sólo ella puede transmitir. Contagia tanta alegría como una niña que descubre muñecas por primera vez. Está muy viejecita ya, le cuesta hasta respirar, y sin embargo proyecta toda la ingenuidad y la pureza concebible. Ha sido lo más cercano a mi. Su nombre es Oniria.

Desde que yo era muy pequeña disfrutaba enormemente de su compañía. Iba a su casa los fines de semana a dormir porque a su lado estaba libre como nunca. Ella me permitía hacer todo lo que los demás me objetaban. Me dejaba llegar donde jamás habría ido sola. De adolescente nunca tuve un domingo llano. Me tumbaba en su cama a repasar un mundo de futuros posibles mientras ella tejía, yo creo que sueños porque nunca la vi completar nada. Bastaba sentarme a su lado, en silencio, con una idea traspasándome el pecho, para conocer la ilusión. Me vio enamorarme cien veces y alentó mi recorrido en los callejones más oscuros. Creo que a ella le debo más que a nadie. Soy lo que soy a mis años por la determinación que ella me transmitió. Me inspiró y junto a ella me convertí en una soñadora. Me entiende como nadie y la comprensión sin juicios es invalorable. Con ella me atrevía a todo, me lanzaba en el aire al vacío, cerraba mis ojos y en su presencia me abandonaba a lo irracional. La amo.

Hoy mi abuela se levantó muy mal. Lleva muchos años y reveses a cuestas. Las cataratas de sus ojos parecen revelar todas las lágrimas que a nadie ha contado. Yo sabía que este momento iba a llegar, pero no es fácil enfrentarlo. Me avisan que no mejoró de la gripe que tenía, que pasó toda la noche delirando, diciendo incoherencias. Dicen que la falta de oxigenación le hacía alucinar. Yo no estoy tan segura como afirman los demás de que ella hablaba cosas sin sentido. Creo que no desvariaba, sino que hablaba desde su alma, pero si no la conocen como yo no la podrán entender jamás.

La he ido a ver: sus cabellos blancos y sedosos y la lozanía de su piel contrastaba con su situación. Está postrada en una cama, sedada y con un respirador artificial que la ayuda a inhalar la vida. En cada pliegue de sus manos, en cada mancha de su piel y en los cabellos desprendidos sobre su almohada veo la realidad. Su espíritu no se conjuga con su cuerpo. Quedó encerrada prisionera en un organismo que la condena y la obliga de la mano cuesta abajo hacia su fin. Me sentí indignada de tener que prepararme para entrar a verla, me sentí ajena con ese traje y gorro verde que me impusieron los doctores para poder acercármele. Su cuerpo casi inerte ha sido mi encuentro más cercano con la crudeza de la vida. Le tomé de la mano, que ahora lucía un dedo artificial marrón y de un plástico duro, que funciona como un sensor para conocer sus valores mientras está en cuidados intensivos. Le acaricié con mis manos blancas y jóvenes sus manos ancianas y huesudas sin atreverme a tocar ese aparato que luce como una grotesca prótesis, yo que la puedo interpretar como ningún monitor puede. Nunca tuvo una frase particular que me impulsara a arriesgarme en la vida, porque siempre inventaba mil maneras de hacerme creer que yo era capaz de todo, y hoy su silencio se me hacía tan estridente que no pude pensar en ninguna palabra para alentarla.

No estoy muy segura si estuve a su lado, sujetando su mano y escarmenando sus cabellos con mis dedos unos minutos o una vida. El entorno me agobiaba, el ruido de las máquinas, el frío de esa sala, los enfermos que a media consciencia hacían un esfuerzo para enfocar mi presencia. Todo parecía subreal, y hubiese querido salir, alejarme para no lidiar con esta certeza, pero hice el consciente esfuerzo de quedarme. Tomé esa oportunidad de verla todavía con vida para hablarle de cosas mías, sentimientos que quizás de otra manera no me hubiese atrevido a expresarle. Es verdad que con ella fui más libre que con nadie, pero con mis años me había ido encerrando en mí misma poco a poco. Quise salir de mi mundo.

Quizás fue egoísta de mi parte aprovecharme de su condición para expiar mis culpas, exponerme abiertamente como no lo hacía en mucho tiempo, pero seguí mi impulso y sin mucha culpa abrí la puerta a mis más profundos anhelos e inconfesables pecados. Me sentí afortunada de poderle hablar sabiendo que no me escuchaba, pero antes de dejarla temí que se recuperara y que pudiese recordar todo lo que dije, aún sabiendo lo inmensamente comprensiva y misericordiosa que puede llegar a ser.

Salí de allí sanada, mientras ella yacía en su cama. Esperé sentada en el pasillo, con la mirada distraída en una niña que caminaba cerca, pensando que le pasé todas mis opresiones, vacié mi vida en ella y era yo quien ahora la estaba condenando a morir. Las enfermeras nos pidieron paciencia porque le iban a practicar unos exámenes que nos revelarían un poco más de su estado actual. Esperé con una calma ajena a mí.

Los doctores salieron en un par de horas para comentarnos que su caso era particularmente complicado puesto que dos focos neumónicos a su avanzada edad son casi imposibles de superar. Intentaron quitarle el respirador artificial, para probar cómo respondían sus pulmones y diafragma. La prueba no duró mucho porque en seguida notaron que los músculos no tenían la fuerza suficiente para trabajar por ellos solos. También nos dijeron que aún con un cuadro clínico tan complicado como el de ella, sus expectativas respecto a esta prueba eran más altas, pero que lamentablemente no salió como esperaban. Volverían a intentar al día siguiente, y sería cuestión de esperar. No se mostraban optimistas cuando acotaron que en su caso eran determinantes las ganas de sobrevivir que ella tuviese, y éstas parecían estar ausentes. Yo lo sabía. Mi abuela se estaba entregando. Tenía que ser así.

Se me hacía más evidente mientras los doctores se alejaban. Fui yo. Mis angustias la agotaron, la dejaron sin fuerzas para aferrarse a la vida. Fue demasiado pesado para ella oír todo lo que le susurré, la maté y así lo asumo. Se lo hice saber. No quería seguir viendo en ella las frustraciones de deseos inalcanzables o inalcanzados. No estaba dispuesta a seguir dejándome deslumbrar por sus promesas imposibles. Me estaba consumiendo por dentro. Yo soy joven, y no quería seguir viviendo así. Abuela Oniria no, ella ya vivió lo que le tocó. Ahora me tocaba a mí vivir y para poder seguir adelante, tuve que matarla. Los médicos dieron su fatal informe: no hubo necesidad de repetirle la prueba de respiración. Su corazón falló apenas dejé la clínica.

Ya me siento más tranquila y capaz de empezar una vida más serena. Su muerte sacrificó una parte de mí, pero fui yo quién la mató a ella. Entregué con su partida mis estúpidas fantasías. Vivo con su ausencia y mi realidad tangible. Hoy estoy complacida.

martes, marzo 28, 2006

Mi Enemiga


Cuando:
Quiero dormir, no puedo
Quiero hablar, me callo
Quiero callar, hablo
Quiero observar, miro
Quiero escuchar, oigo
Quiero reír, sonrío.

Cuando puedo, no debo
Cuando no debo, puedo
Cuando quiero, no puedo ni debo

Debe ser mi insubordinación y mi saboteo.

Aceptacion

La paciencia es un valor que se puede adquirir o reafirmar mediante ejercicios.
Ahora no puedo escribir.
Me estoy ejercitando.

domingo, marzo 26, 2006

Conclusion


Los fines de semana yo siempre me despierto igual: sin ganas de hablar, con flojera y con ganas de ver la tele. Es mi mujer la que parece una lotería. Con ella nunca se sabe qué va a pasar, cada vez que abre los ojos me angustia hasta que me saluda, porque usualmente por el tono de voz puedo predecir como será lo que viene. Pero esta mañana fue distinto porque estaba como ida. Era como si no pudiese fijar su mirada en ninguna parte, pero la tenia fija todo el tiempo. Sus ojos me traspasaban y entonces, como me preocupé me puse a sacarle conversaciones de todo y nada, sólo para buscarle reacciones. Y nada. No conseguí nada. Ni en la cama viendo la tele, ni en el baño vistiéndonos, ni en el desayuno. Ella asentaba con su cabeza, y por lo que pude percibir, ella trataba de parecer normal, y sonreía a veces, y su mueca se me hacía tan dolorosa que prefería verla seria, como perdida.
Mientras hacía el intento por leer el periódico, comencé a repasar en mi cabeza el rango de emociones mas comunes en ella. Mi conclusión fue la obvia, la que me enganchó. Es que ella es una mujer tan llena de vida, de alegría, de una euforia contagiosa que se levanta a cualquiera. Ella disfruta hasta del tráfico de esta ciudad. Habla hasta por los codos y canta hasta volvernos a todos locos en la casa. Es tan extrovertida que a veces me apena, pero me gusta; digo, por el contraste conmigo. Tiene sus malos ratos, que aunque no son tan frecuentes, tampoco me sorprenden. Por eso repito, hay que oírle los buenos días para poder apostar. A mí lo que me molesta de ella es que no son las cosas cotidianas, las obvias que a todo el mundo descomponen lo que a ella la altera. Sus depresiones y malhumores son para mí un misterio. Me imagino que ni ella sabrá en realidad a qué se deben. Siempre digo que deben ser cuestiones hormonales, y eso que la menopausia la tiene bien lejos todavía. Esta vez es diferente. Es como aquella vez que fue diferente también, que pasó meses como rara, y se puso tan flaca que me daba miedo hacerle el amor. Esta vez es así, la veo más flaca otra vez.
Fíjate que si no me pongo a pensarlo así no me doy cuenta. Ahora que lo analizo con calma, tiene días actuando extraño y con los pantalones flojos. Por lo menos anoche, yo creía que estábamos disfrutando todos, pero era ella quien disfrutaba más que nadie, que se iba y nos dejaba solos. Estaba como en un mundo de éxtasis personal: lo siento señores, aquí solo disfruto yo. Y no era que estaba triste ni nada, al contrario. Lo que me desconcierta es cómo va de un punto al otro, hasta con gracia, porque anoche no peleó con nadie, no discutió, pero después de su euforia privada le dió como por filosofar y se le notaba melancolía en los ojos. Yo digo que es por la fecha, pero no me termino de convencer. Luego me acuerdo de que puede estar aquejada por algún problema familiar, pero es que tampoco, porque temprano llamaron para decir que la abuela estaba mejorando y que quizás y la sacan de los cuidados intensivos. Y ella, se alegró, pero mientras duraba esa llamada nada más porque al trancar volvió a colgar la mirada en el infinito. Yo no sé qué seria de ella sin su Ávila, porque no tendría para donde ver. Allí está, afuera en la terraza, sentada en el suelo frente al cerro que la obsesiona. Le hablo de lejos: -Mamor, quieres salir a almorzar?- y se encoge de hombros. Y no es que yo tenga ganas; si salimos es para ver si la animo.

Yo ya lo único que creo es que me está motando los cachos con esa montaña.

sábado, marzo 25, 2006

(EL) DON

Quiero saber qué me pasa
Te pregunto qué me pasa
Y no sabes qué contestarme
Porque claro, de seguro te mareé
Con mis idas y vueltas, te canse con mi cámara lenta
Y aunque trato, nunca puedo, apurar mi decisión.

En el preciso momento en que todo va cambiando para mi
En ese instante te aseguro que alguna señal te di
Pero no me escuchaste tal vez sin intención de tu parte
Puede serte un poco débil el sonido de mi voz.

Oh! Una mañana te veré llegar
Y descubriré que yo, solo ya no estoy mejor
Y te pediré que me acompañes
A donde en verdad no sé, dime que si, miénteme
Podría ser que al final, rompiste el cristal en mi
Podría pasar, que me hagas hablar
Yo creo que tienes el don de curar este mal.

Siento que debo encontrarte, sin embargo
Paso el tiempo yéndome
Hacia mi mismo, a mi centro, que jamás encontraré
Yo quisiera tenerte, y tratarte de modo decente
Pero ves que ya no puedo despegar de mi papel

Deberé tranquilizarme y jugar al juego que me propones
Bajo la guardia, te recibo y me abrigo de tu piel
El destino me ha dado, corazones desequilibrados
Tu palabra, me nivela y detiene mi caer.

Oh! Una mañana te veré llegar
Y descubriré que yo, solo ya no estoy mejor
Y te pediré que me acompañes
A donde en verdad no se, dime que si, miénteme
Podría ser que al final, rompiste el cristal en mi
Podría pasar, que me hagas hablar
Yo creo que tienes el don de curar este mal.

Es un solo: es la guitarra de LOLo



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viernes, marzo 24, 2006

Cumpleaños


Su mano temblorosa no pudo posar la copa de delgadísimo cristal en la mesa. El vino manchó de violeta su alfombra, su vestido y su ánimo. La copa hecha trizas en el piso no detuvo sus rápidos pasos. Subía las escaleras como una gacela que se sabe presa de su cazador. La fatiga la hacia jadear, sus piernas temblaban un poco. Ya en su cuarto, frente a su escritorio, buscó entre todas sus cajas. Se sentía desesperada. Frente a ella se revelaban los últimos años de su vida plasmados en diarios, recuerdos, pequeños presentes que conservaba aun. La nostalgia no detuvo su furia, las gavetas parecían haber presenciado un huracán. Sus manos hurgaban todos los rincones. Sus largos dedos palpando cada papel, esperando conseguir el objeto de su desdicha. Cerró una, dos, tres gavetas. No dejó rincón por revisar. Sus ojos se llenaban de lágrimas nacidas de la rabia. Se sentía derrotada y no podía permitírselo, necesitaba saber la verdad, corroborar la duda que le estaba robando la paz. Le urgía identificarse con algo, con alguien, con ella. Últimamente trataba de apegarse a cualquier cosa que le diera una pista de quién era ella en realidad. Esta duda que la abatía la llenaba de inseguridades. Sus ojos agotados repasaban una última vez el escritorio y justo antes de disponerse a tumbarse en la cama a llorar su inestabilidad notó la presencia de una pequeña caja encima de unos sobres amarillos. El cedro destacaba entre el ocre, y solamente hasta ese momento admitió que las copas velaron su agudeza. Allí estaba frente a ella, lo sabía. Las bisagras rechinaron en su mano. Sacó la tarjeta y la estrecho contra su vientre, la apurruñó entre sus manos y miró hacia arriba mientras exhalaba sus miedos. Bajó su vista y abrió sus manos, en ellas, resumida en unos cuantos datos, su historia. Resolvió pasar sus ojos por la fecha que tanta alteración le provocaba. Su temor representado en esos números: 27-03. Se sintió tan frágil como la copa de la que bebió. Sintió su cordura estallar contra el suelo y fragmentarse en mil pedazos. Tumbada, con su cabeza entre sus rodillas, su rostro salado y húmedo, el vino en sus venas, su documento de identificación a metros de ella, y su desgracia a flor de piel, recordó uno a uno los repetidos episodios como los de esta oscura madrugada. Año tras año, por estas mismas fechas, busca frenéticamente el documento que ella misma esconde, para quedar sumida en un estado de inconsciencia entre el llanto y la embriaguez ,sólo para despertar derrotada al día siguiente, con un año mas de edad.

jueves, marzo 23, 2006

Alnilam

Trasnocho


Levántate que es tarde! Quién te mandó a quedarte hasta yo no sé qué hora pegada a esa computadora como una loca? El despertador tenía rato sonando y ni siquiera te habías enterado. A quién se le ocurre?, qué haces ahora sentada en esa cama y con esa sonrisa de maniaca que tienes en la cara? Mira mijita, me estas asustando; tu no me oyes? Que no sabes la hora? Es hora de que te bajes de esa nube en la que estas montada y de paso, de la cama también, que ya es tardísimo. Estas como rara hoy.

VACIO


Tengo sueño y no puedo dormir. Tengo hambre y no puedo comer. Tengo frío y no encuentro cobijo. Tengo voz y no puedo hablar. Tengo ganas y no puedo escribir. Tengo tiempo y no puedo esperar. Tengo triunfos que puedo perder. Tengo deseos que no puedo cumplir. Tengo tanta ausencia que me llena.

Desde el Banco


Y quien eres tu para juzgarme? Como puedes creer conocerme si apenas sabes mi nombre? no sabes de donde vengo, donde creci, quienes son mi familiares y amigos. No conoces mi historia, mis suenios, mis temores, mis ilusiones, mis victorias y ni siquiera te tomas la molestia de querer descifrarme. Tu estrecha mente nunca comprenderia el significado de tinta en mi piel, nunca entenderia porque una persona querria herirse a si misma agujereandose todo el rostro por motivos mas profundos que ornamentales. No eres mas que un arrogante y te aseguro que he conocido a muchos pero ninguno tan despreciable como tu. Por mucho menos que tu dictamen podria degollarte en un minuto si quisiera, y desde la tumba no podrias ya sentenciarme. Ahora comienzas a entender que sin esa ridicula batica negra no eres mejor que yo?

miércoles, marzo 22, 2006

Mardi Gras

Fue instantaneo, lo vi y lo supe. Por su mirada me di cuenta que el tambien lo sintio. Alli estabamos, frente a frente, viendonos por primera vez, sin poder disimular nuestra curiosidad delante de los otros. Sus ojos buscaban los mios y a mi me costaba mucho poder ver otra cosa que no fuese este iman que atria mi mirada. Estuvimos alli, en ese lugar por un largo rato, pase el tiempo sin consultar el reloj. Asi transcurrieron nuestros encuentros. Presos de nuestro deseo, presos de nuestro entorno. Una mirada que me deslumbro, una eternidad que duro apenas unos segundos. Fui suya, me di cuenta que el tambien lo sintio.

lunes, marzo 20, 2006

Mi Martir


Nos volvimos a ver, nos reencontramos en otro espacio y tiempo. Alli estabas tu, uno con tu retorno victorioso. y yo, pobre de mi que me deshacia en gracias para que me regalaras tu mirada. Asi paso, mi heroe de otros tiempos, y aunque no me poseiste me tuviste por un breve momento, que deliciosa y maldita es la felicidad cuando se sabe efimera! Se nos fue el gozo ahuyentado por el fantasma de una sombra, quien estaba nuevamente tras de ti. Despues de tantas vidas, su presencia oscurecio nuestro extasis. Y aunque la realidad me tomo por sorpresa, no se llevo mi secreto con ella.

Llego Tentacion


No soy capaz, pero acaricio la idea con mi mente y la muevo entre mis manos, se que no soy capaz. Hoy el cielo se me antoja particularmente hermoso. A pesar de que hace poco amaneció, el sol calienta con picor. No hay nubes que opaquen sus rayos. Pasan directamente por mi ventana hasta que mueren (o matan??) en mi escritorio de Madera. Mi mujer debe pensar que me fui; no, no se debe haber dado cuenta de mi ausencia, todo esta muy silencioso, no debe haber despertado aun. No oigo pasos. No es verdad. Si los oigo. Si los oigo. Son breves. Es como si estuviesen caminando desde lejos, cada vez se me hace mas presente este sonido endemoniado. Caminan sin parar, van y vienen. Demuestran mucha ansiedad en su recorrido lineal que no llega a ninguna parte, pero que no se detiene. Cada vez caminan mas de prisa, sus pasos son cortos y determinados. Me asusta un tanto, porque pensé que estaba solo en este despacho. No me gusta su presencia. Quiero que se vaya, que fije un destino opuesto al mío, que le de dirección a sus pasos. No quiero que llegue aquí. -Detente y da media vuelta, ya se quien eres, me oyes?, vete de una vez que no estaré para ti!- Bien, al menos no huele a café, pero no cesan los pasos, Adela debe seguir en la habitación. Sigo solo. -Ya detente!!! Aléjate intruso! No te acerques mas a mi, no te atrevas a cruzar esa puerta, no adelantes mas, me escuchas? Me escuchas!!!???- Estoy sudando, mis manos tiemblan casi al compás de los pasos, me cuesta mantenerlas en alto, no quiero oirlos mas, no puedo mas. El temblor de mis manos hace que el frió metal choque contra mi anillo de bodas, ese sonido metálico y agudo acompaña sus pasos, por que’ el agudo silencio del amanecer y estos ruidos agotadores me acechan, me persiguen, me cazan? Tengo que acabar con esto, tengo que detenerlos, me estoy volviendo loco. Se esta acercando. -Te dije que te fueras. No cruces esa puerta, aléjate, no me tientes que no me rendiré!!. Te ignoro, tu presencia no me molesta, no camines mas, no te muevas, ya deja de sonreir, no lo lograste!, necesito silencio, no soporto mas estos ruidos, por favor no sonrias, lo lograste, estos ruidos… el anillo, la cacha, tus pasos, mi vida, mi muerte-.

domingo, marzo 19, 2006

Not Sudden Death


She just thought it was fucking unbelievable, and at the same time she lied there on the couch for about what seemed an eternity wondering if people can actually die from boredom. I mean, im sure I've never heard one specific case, but now that I've come to think of it, I think it is possible, absolutely possible. Take Me for example. I merely breathe . I feel the air coming in slowly, but then I realize it's like im afraid to let it all out so the exhaling process is a lot slower.

Kafka



Cuando Marisela se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertida en un monstruoso desastre. Las sabanas parecian haber sido tiradas por las cuatro esquinas para descubrir un colchon que ella no recordaba tan roido, las almohadas estaban arrojadas sobre el piso. Su dormilona de tierna quienceañera no parecía estar ni siquiera a su alrededor. Trató de recordar el sueño que la desperto y lo unico que registró fue la desagradable sensación que causó en ella, gracias a la cual se forzó a abrir los ojos y despertar. El techo parece mas alto y blanco que de costumbre, sin embargo, un sentimiento de claustrofobia y agobio acompañan su miedo. El ruido estridente de la macarena en el repique del celular la hacen reaccionar un poco mejor. El insoportable sonido ahora la reconforta, tan sólo estirar el brazo 10 centímetros más, pasar sobre el colchon descubierto por el esquinero que se negó a seguir en su lugar, allí, parece un gesto tan comun, tan cotidiano pero una heroicidad para Marisela quien por primera vez se mueve desde que abrió los ojos esta mañana. Para salir de ese letargo en el que se encuentra sumida, se obliga a aunar fuerzas que la lleven a sentarse al borde del colchon. Entre dudas y mareos lo logra, y para su sorpresa con mucha más rapidez y agilidad de lo predecible, se levantó de la cama hasta llegar al baño. Su reflejo en el espejo le enseñaban la seguridad de su cursi dormilona, y sonriendo, desde su baño mira su confortable cama y el acogedor techo raso de su habitacion. Nunca experimentó tanta apacibilidad al lavarse los dientes.

Paris et Moi Posted by Picasa
Mi Pomerania .

Mac o PC?


Posted by Picasa
Me preguntaron si tenia windows...Windows? Windows? estos dos!

Muda


Esta mañana me desperté sin voz. Anduve como una aparicion. Fui una presencia muda, observadora que flotaba al ras del suelo. No comprendo bien cómo fue que me devolvió la vida. Qué inesperado! Qué oportuno! Volverlo a ver fue la dosis de existencia que saca a cualquiera de la ultratumba. Tengo vida, en silencio.

Me Fui


Ya no puedo ni medir cuánto tiempo he esperado. Debí haber salido de casa, estar aquí consume mis nervios más de lo que imaginé. Estar aquí sólo incrementa mis ansias. Debo salir, salir, salir, despejar mi mente, oir a los pajaros trinar, que el sol me pegue en la cara, dejar la ventana abajo mientras manejo y que la brisa me despeine un poco. Oiré la musica que suene en la radio, no la escogeré yo por esta vez, dejaré que la radio me invite a escuchar lo que se le antoje, dejare que el alto volumen de la musica llene mi cuerpo y mente de sensaciones que desde hace rato no vivo. Manejaré rápido, de manera que la adrenalina me obligue a sonreir, con esa sonrisa forzada y estupida que regala el miedo. Voy a estacionar un momento frente a mi montaña favorita, apreciaré sus azules picos y vere sus verdes faldas. Mi ciudad estara más viva que nunca, con el lejano ruido de los ninios jugando, el olor a contaminacion y flores, la campanita del heladero pasando cerca, aceleraré, cantaré, cantaré a todo pulmón, no pararé en estética, gritaré, reconsideraré oir una sola canción, las demás las dejaré a las ondas de la radio, pero necesitaré oir esa canción, la de la letra graciosa que me hace pensar en ti, esa me pone de buen humor. Quizás así, si pienso en ti tratando de olvidarte, me sienta mejor.
 

Neko

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